Soy el viento que sopla y se vuelve tormenta
cuando siento el latido de tu fiel corazón
y disfruto tu aliento con furia y con tesón
penetrando en mi boca, que nutre y alimenta.
El amor que se expresa con impulso divino
a través de ventanas que dan al infinito,
traduce lo que oculta ese mundo bonito
y aunque tú no lo quieras, se vuelve torbellino.
Porque nadie consiente, quedarse donde está,
cuando crece la dicha y navega en la mente
el impulso supremo, de la felicidad.
Y llegamos entonces, irremediablemente
a la esencia sublime de la sensualidad,
donde todo lo bello, disfruta del presente.
Carlos Rodriguez Sanchez
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